UN CLIMA ECONÓMICO MUY DIFÍCIL PARA LAS ENSEÑAS…
El contexto inflacionista actual somete a las enseñas de distribución a una dura prueba.
Por una parte, los hábitos de consumo han cambiado. Durante estos últimos meses, las enseñas han sufrido una disminución del número de productos en la cesta de la compra y una evolución de la composición de la cesta media: más productos del segmento bajo en cada unidad de necesidad, y mucho menos compras por impulso. Por si cupiese alguna duda, hay una tendencia hacia la sobriedad.
Además, los gastos aumentan (electricidad, calefacción…), así como los precios de los productos (debido al alza del coste de las materias primas)… y no se pueden repercutir totalmente en el consumidor final. Respecto a la electricidad por ejemplo, el importe de las facturas se ha duplicado y hasta cuadruplicó, pasando de 75 000 a 300 000 euros.
Pero no es todo: sigue siendo difícil contratar personal y la rotación de personal sigue siendo alta. Prueba de ello son los tres currículos, como máximo, que las empresas reciben cada mes, con respecto a los cincuenta currículos que recibían antes… Además, el fantasma de una presión al alza sobre los salarios se añade al reto actual que ya es difícil.
Como si fuera poco, la guerra de los precios y el afán por ganar cuota de mercado son, ahora más que nunca, ineludibles, lo que deteriora aún más el clima competitivo. Aunque algunas enseñas consiguen mantener una imagen de precio interesante, otras pierden cuotas de mercado y deberán reaccionar para quedar atractivas. De modo más general, la rentabilidad empeora, lo que constituye un peligro para ciertas enseñas o puntos de venta con demasiadas deudas.
¿Dado este contexto, cuáles son los impactos sobre la organización en los puntos de venta?
… CON CONSECUENCIAS SOBRE LA ORGANIZACIÓN DE LAS TIENDAS…
Este contexto genera una verdadera perturbación, por no decir más, de la actividad en las tiendas.
En efecto, los industriales no se libran de la inflación, ni de la falta de productos diversos, por lo que las tiendas se enfrentan a diario a rupturas en el flujo de entrada y por consiguiente al rechazo de sus pedidos. ¡A ese respecto, ciertos puntos de venta se encuentran con rupturas totales de gamas enteras! Este fenómeno es aún más difícil de anticipar por el hecho de que las entregas son aleatorias.
Por consiguiente, la actividad sufre un desfase entre las horas de trabajo planificadas, es decir la presencia de los equipos sobre el terreno, y los volúmenes reales. Mal que bien, los empleados se dedican a optimizar el facing para que el lineal permanezca correcto visualmente, o efectúan otras tareas, cuya pertinencia o prioridad es relativa en este contexto complicado.
… QUE NECESITAN AJUSTAR MEJOR LA CARGA DE TRABAJO A LOS CAMBIOS DE ACTIVIDAD
Este contexto genera una verdadera perturbación, por no decir más, de la actividad en las tiendas.
En efecto, los industriales no se libran de la inflación, ni de la falta de productos diversos, por lo que las tiendas se enfrentan a diario a rupturas en el flujo de entrada y por consiguiente al rechazo de sus pedidos. ¡A ese respecto, ciertos puntos de venta se encuentran con rupturas totales de gamas enteras! Este fenómeno es aún más difícil de anticipar por el hecho de que las entregas son aleatorias.
Por consiguiente, la actividad sufre un desfase entre las horas de trabajo planificadas, es decir la presencia de los equipos sobre el terreno, y los volúmenes reales. Mal que bien, los empleados se dedican a optimizar el facing para que el lineal permanezca correcto visualmente, o efectúan otras tareas, cuya pertinencia o prioridad es relativa en este contexto complicado.
Ante este contexto, ciertas enseñas ya implementaron proyectos de reducción de gastos y de aumento de productividad. En efecto, la hora de trabajo está en juego. La dificultad reside en bien determinar cuáles son las tareas prioritarias y con fuerte valor añadido, a fin de ajustar la actividad existente a los volúmenes. Es decir, es necesario equilibrar la carga de trabajo ciertos días, repartiéndola mejor, para poder ahorrar horas de trabajo después.
Por lo tanto, hay que ser capaz de evaluar el nivel de ajuste necesario según el volumen de productos que colocar en las estanterías y de los flujos de mercancía. Además, hay que identificar fuentes de rentabilidad y asignar el personal a tareas útiles para la actividad, suprimiendo las tareas inútiles y evitando así las horas desaprovechadas.
Así pues, la única palanca controlable consiste en sacar partido de cada hora de trabajo.
Timeskipper, la herramienta que valoriza la carga de trabajo, pretende sacar partido de cada hora de trabajo. Al mismo tiempo, procura preservar la calidad y la rentabilidad de los puntos de venta. La solución Timeskipper acompaña a las enseñas de distribución alimentaria y especializada en la gestión diaria de su actividad, pero también les ayuda para atravesar períodos de crisis como la que están sufriendo actualmente.